Ciertamente, muchas cosas buenas son inesperadas. Cuando menos crees que pueda suceder algo de repente, llega. Pasa. Y te arranca una sonrisa, y quién sabe, quizás una que otra lagrima. Por lo menos, a mi siempre me ha pasado así. Esas cosas buenas quizás sean como el arcoiris después de la tormenta, muchas veces al verlos nos sorprende. Yo me empeze a dar cuenta de esto desde que una vez estaba saliendo de mis lecciones de tennis, y estaba decaída, y me sente en un banco. Al borde de llorar. Y de la nada, salió el muchacho que me gustaba en aquel entonces, y me dio un chocolate. Ahi empezé a entender que el sol siempre sale, tarde o temprano. Muchas veces esas cosas inesperadas y espontaneas son las que les dan sabor a la vida, y crean momentos, momentos que cuando seamos mayores recordaremos, y reiremos.
La vida no se trata de sobrevivir a una enorme tempestad, es aprender a bailar bajo la lluvia.
Y si alguien te saca a bailar,pues mejor no?
Y bueno si, estos post lluviosos se deben a que no ha parado de llover.
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